Cuando pensamos en música Góspel frecuentemente se nos viene a la cabeza un coro formado por personas generalmente de raza negra, con unas túnicas coloridas, mucha marcha y un fuerte componente espiritual que se manifiesta en exclamaciones del tipo ¡¡A -le-luuuu-ya!!
¿Es eso Góspel?
Sí, claro que sí. Pero la música Góspel es mucho más que eso.
También es cuando te sientas en tu cuarto y, acompañado de un instrumento o exclusivamente con la voz de uno o varios intérpretes, cantas una canción que cumpla con una serie de características.
¿Como se define la música Góspel?
Si nos vamos a la Wikipedia en su edición en inglés, nos dice que la música Góspel es:
¿En serio? ¿Realmente hay alguien a quien esta definición le parezca siquiera remotamente semejante a lo que entienda en su cabeza como música Góspel?
Si consultamos la Gospel Music Association (GMA) de los EEUU, no encontraremos una definición como tal de lo que se entiende por música Góspel, aunque podemos encontrar 2 pistas:
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Me quedo como si me hubiesen dado una de cal y una de arena. De manera que voy a crear mi propia definición de la música Góspel o, al menos, las características del tipo de música que voy a tratar en este blog:
- Contenido religioso cristiano. No basta con un sentimiento positivo, o querer el hermanamiento de toda la humanidad con la naturaleza. Dios es nuestro Padre que está en los Cielos, Creador y Señor de todas las cosas. Y Jesucristo es la segunda persona de la Santísima Trinidad, que se hizo hombre, padeció, murió y resucitó para abrirnos las puertas del Cielo. Muy concretito.
- Heredera de las canciones de los esclavos negros en EEUU. A mi me encanta "Qué alegría cuando me dijeron" de Miguel Manzano (cuando está bien cantada). Pero eso no es Góspel. Y punto.
Como consecuencia, la definición que más apropiada me parece para el propósito de este blog es la siguiente:
El GÓSPEL es un estilo de música, heredero de las canciones de los esclavos de los EEUU, que nos habla de las maravillas que Dios ha realizado enviando a su Hijo Jesucristo para vivir entre nosotros, sufrir y alegrarse, trabajar y descansar, llorar y reír, y finalmente morir por nosotros con el propósito de enseñarnos a AMAR.
Una vez aclarado este aspecto fundamental, ya podemos empezar a contar cosicas.
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