A mi juicio, y como comenté en la entrada anterior, resulta sorprendente que los esclavistas instruyeran a sus esclavos, a quienes no consideraban humanos, en la religión cristiana. ¿Como pueden ser Hijos de Dios si ni siquiera son humanos?
Pero igualmente sorprendente resulta conocer que los esclavos adoptaron la religión cristiana con un entusiasmo y una fidelidad realmente sorprendentes.
La inmensa mayoría de los esclavos, capturados en la costa occidental del continente africano, debían de practicar religiones animistas, que son aquellas en las que los elementos de la naturaleza están poseídos, o son movidos, por espíritus sobrenaturales: el río, la tierra, el sol... En nuestro mundo occidental se nos han presentado a veces este tipo de religiones como de una espiritualidad etérea (el famoso New Age) en la que existe una comunión entre el hombre y la naturaleza... Pero, por suerte o por desgracia, esto son interpretaciones realizadas desde el sofá de una productora de cine. La realidad se parece más al comer o ser comido propios de vivir en un entorno de permanente riesgo.
No parece extraño que los esclavos se identificaran con el mensaje cristiano. Y más aún al conocer que, antes de Cristo, el pueblo elegido fue esclavizado en Egipto, y liberado por Dios, quien utilizó a Moisés como su instrumento. La unión entre la necesidad y la esperanza se realizó de una forma tan intensa, que es imposible concebir que la Música Góspel pudiera nacer sin el componente de la Fe en la Salvación por medio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
¿Por qué me sorprende que los esclavos adoptaran como suya la Fe de quienes les tenían secuestrados, les torturaban, y les compraban y vendían como mercancía, a ellos y a sus hijos? Si nos fijamos en cualquier otro momento de la historia en que se ha producido una situación semejante, la reacción de los capturados era exactamente la opuesta. Por ejemplo, los españoles capturados por los turcos (como el propio Miguel de Cervantes) se aferraban a su religión y despreciaban el Islam que querían imponer sus captores.
Gracias a Dios (nunca mejor dicho) estos esclavos, que padecieron unas circunstancias terribles, se abrazaron a la Cruz de Cristo y crearon el Espiritual Negro, un estilo musical único y extraordinario cuyo heredero es el Góspel.
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